Es hora de despertarse y la madre hoy le hará a su hija una cola. Cepillará sus lustrosos y abundantes cabellos hasta que la luna que, todavía está en el cielo, se refleje en ellos como un estanque negro que ha devorado la noche.
Después, cogerá esa melena que casi no le cabe en el puño y la recogerá en una cola tan alta como su alma. Pero antes, entretendrá sus dedos en cada mechón y la niña cerrará los ojos disfrutando de ese tierno contacto con algo de miedo, eso sí, porque siempre cae algún tirón.
Y caerá.
Y la niña se quejará con un lastimero “aaaaai” mientras la madre dibuja una media sonrisa y piensa: “Ai, mi niña, así es la vida”. Y danzando los dedos, las manos, el peine y la nuca encontrarán el espacio justo para seguir desenredando los cabellos.
En todo este instante cotidiano conviene detenerse puesto que las madres tejen los sueños de sus hijas cuando les cepillan el pelo.
Qué bonito…
¡¡Gracias!!
La tendresa feta text.Tant de bo poguessim desenredar a vegades les penes dels nostres fills com desenredem els seus cabells.
Preciós…
Molt bonic i tendre! res tan meravellós i a la vegada inexplicable com la relació d’una mare amb la seva filla
molt cert, dolç i un record per tota la vida
Moltes gràcies, molt emotiu, encara tinc la pell de gallina!!! M’ha fet pensar en la meva mare, no m’agradava gaire que em pantines… ara amb les meves filles poso tanta cura com puc… inevitablement sempre hi ha un “tirón”, però les agrada, sempre surten renovadas després de pentinar-se…es un acte realment profund.
he descobert el bloc avui, estic realment encantada. Un plaer.
Gràcies per les teves paraules!!! Me n’alegro que t’hagi emocionat aquest article!! Benvinguda!!!